Disfrute y haga algo por su salud al mismo tiempo. ¿No es maravilloso? Así empieza un folleto publicado por la Sociedad Austriaca contra el Cáncer, en el que se alaban los beneficios de la fruta y la verdura para la salud. Los científicos descubren cada vez más los secretos de las plantas.
Muchos países adoptaron la campaña de recomendar el consumo de al menos 5 porciones diarias de frutas y verduras. Las estadísticas lo demuestran: alrededor del 40% de los casos de cáncer se deben a una mala alimentación. Las personas que consumen diariamente muchas frutas y verduras están mejor protegidas contra las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Gran parte del beneficio protector procede de las fibras y los fitoquímicos.
La fibra no es un lujo
Durante muchos años, las fibras se consideraron innecesarias. Por lo tanto, se eliminaban de los alimentos. Se pelaba el arroz del grano, se retiraba el germen y la fibra y se incluía en la alimentación animal. No fue hasta la década de 1960 que el médico inglés Dr. Burkit tuvo la idea de que la fibra podría tener algo que ver con nuestras llamadas enfermedades del estilo de vida. Se dio cuenta de que los nativos africanos a los que trataba tenían menos probabilidades de padecer cáncer de colon, enfermedades intestinales, estreñimiento y diabetes que los de su país natal, Inglaterra. Desde entonces hemos descubierto que la fibra es esencial para la salud. La fibra aglutina sustancias cancerígenas y contaminantes y las excreta rápidamente. Las heces se vuelven más blandas y el movimiento intestinal es más rápido.
Fitoquímicos
¿Qué son los fitoquímicos? Los nutricionistas los conocen desde hace mucho tiempo, pero antes se consideraban antinutrientes. En realidad, las plantas los producen para su propia protección. Las sustancias colorantes y aromatizantes, las sustancias protectoras contra plagas y enfermedades, los factores de protección solar forman parte de este grupo tanto como las toxinas vegetales, los ácidos y las hormonas.
Estas sustancias vegetales pueden resultar muy útiles para los humanos. Nos protegen de bacterias y virus. Reducen los niveles de colesterol, estrógeno y azúcar en sangre, activan el intestino y actúan como antioxidantes.
Salud del ajo y la cebolla.
El olor típico de todas las plantas de cebolla proviene de compuestos de azufre. Se llaman sulfuros. Estimulan la digestión, estimulan el flujo de saliva y la evacuación intestinal, protegen contra los radicales libres e influyen en la coagulación de la sangre. Fortalecen el sistema inmunológico e inhiben los depósitos de colesterol en las arterias. No es de extrañar que la cebolla y el ajo puedan protegernos contra las enfermedades cardiovasculares, aunque a menudo nos hagan llorar.
Colorantes protectores
Los flavonoides aportan colores amarillos, las antocianinas azules, rojos y morados. Las frutas y verduras brillan con los colores más vivos y estos tintes nos protegen doblemente. En primer lugar, previenen la aglutinación de las plaquetas sanguíneas (trombosis) y, en segundo lugar, nos protegen de los radicales libres, que desempeñan un papel tanto en las enfermedades cardiovasculares como en el cáncer.
Sustancias picantes en el rábano y el repollo
Los glucosinolatos son los aromas especiados de varios tipos de col, berro y rábano. Inhiben el crecimiento de bacterias, ayudan a prevenir enfermedades infecciosas y nos protegen contra el cáncer. Los fuertes compuestos aromáticos sólo se crean cuando se cortan las verduras. Los aceites de mostaza del berro y el rábano picante actúan como antibióticos de amplio espectro. Probablemente intervienen en el metabolismo de los microorganismos y los vuelven así inofensivos.
Hormonas vegetales
Los fitoesteroles se encuentran en las nueces, las semillas ricas en grasas, las semillas de sésamo y la soja. Tienen una estructura similar al colesterol animal, pero tienen exactamente el efecto opuesto y, por lo tanto, reducen el nivel de colesterol. Además de eso previenen el cáncer de colon. Los estrógenos de origen vegetal procedentes de la soja y los cereales protegen contra los cánceres hormonales. Por lo tanto, las mujeres japonesas que comen muchos productos de soja sufren menos cáncer de mama y de útero.
Carotenoides
Los pimientos amarillos y rojos, las zanahorias, los albaricoques, los tomates, pero también las verduras verdes, cuyos colores brillantes están cubiertos de clorofila, nos protegen de los peligrosos rayos UV y, con ello, del cáncer de piel. Los carotenoides, conocemos alrededor de 600 tipos diferentes, estimulan el sistema inmunológico. El betacaroteno aumenta la cantidad de células asesinas naturales que pueden atacar a las células malignas o infectadas y luego matarlas. Los carotenoides también provocan la formación de más anticuerpos, que luego atacan sustancias extrañas e impiden que las células malignas se propaguen tan rápidamente.
Más de 10.000 Sustancias
La investigación de fitoquímicos está apenas en el comienzo. Se cree que existen entre 10.000 y 20.000 compuestos diferentes, pero sólo de unos pocos conocemos el efecto protector exacto para los humanos. Las plantas producen la mayoría de estas sustancias durante su maduración. Por lo tanto, las frutas y verduras maduras y recién cosechadas contienen las concentraciones más altas. Las plantas silvestres y las hortalizas orgánicas, plantas que no crecieron sobreprotegidas y sobrefertilizadas, suelen producir más fitoquímicos porque tienen que protegerse mejor.
Pastillas versus frutas y verduras
Los efectos de los fitoquímicos sobre la salud parecen muy prometedores. Las empresas farmacéuticas ya están haciendo cola para recibir a los investigadores. Les gustaría preparar un cóctel de algunos ingredientes activos y anunciarlo en forma de pastillas o como suplemento dietético. ¿Pero eso tiene sentido? La diversidad de ingredientes activos conforman el efecto protector. La selección selectiva de algunas sustancias aisladas sería un sustituto débil. La mejor garantía de obtener todos los ingredientes activos en la cantidad adecuada sigue siendo comer los alimentos adecuados, como nos ofrece la naturaleza. Mejor crudo, fresco y crujiente. Puedes comer casi cualquier cosa cruda. Las ensaladas y frutas añaden variedad al menú. Si hay que cocinarlo, se debe hacer de forma suave, breve y con poca o ninguna grasa. Sazonar con un poco de sal pero con una buena cantidad de hierbas. Cómelo tan pronto como puedas, porque se perderán compuestos valiosos al mantener calientes los alimentos cocinados.
Ahora, con todos esos compuestos valiosos y esenciales que encontramos en las frutas y verduras, te deseamos buena salud y una larga vida mientras aprovechas la abundancia de alimentos protectores que tu Creador te ha proporcionado. ¡Diviertete!
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